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MotivAcción

Actualizado: 4 sept

En estos tiempos que corren, la actividad física ha tomado el centro de la escena del bienestar (junto con la alimentación y otros temas relacionados al cuidado? estética? juventud?... no está siempre claro) 

No es mi intención la de inmiscuirme en áreas que no domino más que como ser humano que intenta cuidarse, pero sí es mi tema brindar información acerca de como sostener en el tiempo aquellos buenos hábitos de los que realmente sentimos algún tipo de beneficio.


Y quiero resaltar lo de “buenos hábitos” y no “obsesiones de moda”. Porque siempre supimos que tanto el movimiento como la alimentación saludable eran el camino correcto para nuestra salud y bienestar, pero hoy, sobre todo en redes, tengo la sensación de que nos estamos “pasando tres pueblos” como suele decirse. 


No terminamos de asimilar cierta info que ya hay una nueva versión que dice que esta sí es la correcta (hace cardio, mejor HIIT, y algo de fuerza, cero harinas, algo de harinas, mejor sin gluten, las grasas son malas, las grasas siempre fueron buenas… azúcar no por Dios! y sigue…)

Esto genera mucho ruido mental y desorientación. Vamos como gallinas picoteando de todo un poco pero nada que perdure y podamos sostener en el tiempo.


Vuelvo a lo mío… como podemos hacer, respecto de la actividad física, para que ese hábito bueno y saludable se sostenga en nuestra rutina? Te dejo algunos puntos:


  1. Reconocer cual es el beneficio que nos aporta nuestra elección según nuestra necesidad. Ej: El baile favorece el estado de ánimo, las pesas nos ayudan a mantener el tono muscular y ganar fuerza, pilates nos tonifica y además mejora nuestra postura, el yoga beneficia nuestro estrés y tambien ayuda nuestra con nuestra postura, el running mejora nuestra salud cardiovascular…. etc. Que estoy necesitando trabajar yo?

  2. Identificar el tiempo que puedo dedicarle de manera REALISTA: 2 veces por semana 15’, 4 veces 20’…? Si no es realista terminamos cancelando, posponiendo o saturándonos. Expectativas realistas, logros posibles.

  3. Buscar que exista cierta clase de PLACER (aún en el esfuerzo) relacionado con la actividad elegida, por ejemplo, si elijo ir a zumba y la música me encanta, si salgo a correr al aire libre el sol o la brisa en la cara me hacen sentir viva, si voy al gym y es un espacio con buena onda donde puedo conectarme con otros y me suma… Este será el "pegamento" del hábito, el plus.


Es real que la motivación se instala cuando puedo fluir con lo que hago, y fluir es el resultado de sentirme uno con eso que estoy haciendo, sin "tironear", reconociendo el esfuerzo pero tambien su recompensa, pudiendo identificar que cuando he terminado lo que me propuse me siento mejor conmigo, porque me dejó algo que antes de hacerlo no lo tenía.


La motivación surge de la acción, no de la mente. Por eso es parte de encontrarme a gusto con lo que hago el hecho de “probar”. No tengas miedo de probar y de luego decir "esto no es para mi", es ahí donde radica el secreto: hay que hacer la experiencia y pasarla por el cuerpo, los argumentos para que algo sea SI o NO surgen de haberlo vivido, no de lo que vi, imaginé, escuche o me recomendaron.


Porque los motivos para la acción (o motivación, como prefieras llamarla) no van atados a una moda sino que quien sos y cómo sos. Por lo tanto son UNICOS, PERSONALES e INTRANSFERIBLES.



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